Entre cuadros blancos y negros.

Algunas personas ven la vida como un juego de cartas, todos sentados alrededor de la mesa redonda que Arturo y sus caballeros instituyeron a través de heroicas y misteriosas historias. Algunas personas reciben buenas cartas para defenderse seria cuestión de suerte y no de destino, a otras personas les reparten malas cartas, el azar, la vida, creo que seria injusto decir que son cosas del “Destino”, a mi en lo personal me gusta decir que la vida es como un juego de ajedrez, cada paso que hagas tiene una razón y es ese paso el que puede traer una consecuencia en siguientes jugadas, cada causa trae su efecto. Sus cuadros blancos y negros es a lo que algunos llaman Dualidad (Bien y Mal); a la final solo hay una meta, la muerte, cuando ella llegue debe ser importante sentirse campeón del juego por que no es lo mismo vivir para luego estar muerto que morir para luego seguir vivo.

Era una noche inquieta, estruendosa, Era una noche de Rock n Roll, de tatuajes, esa noche mi cuerpo estaba en aquel lugar pero mi mente solía perderse en pensamientos absurdos por culpa de una mirada y una mano, en mi mano una cerveza, a mi lado algunos de mis panas, me encontraba en ambiente, no habían miradas extrañas ni los dedos de la gente por la calle apuntando hacia mi cabello, el show iba a comenzar y mientras estábamos reunidos y hablando, se acerco aquel pana con su esposa, pidiendo permiso ya que aquel puesto era perfecto para el, podía estar protegido, amablemente cedimos el puesto y el siguió con su silla de metal con ruedas, su esposa lo acomodo detrás de la columna y al frente de mi, me comento que nos había visto en el Plaza y que había vacilado con acercarse a nosotros pero no quiso interrumpirnos; con la misma se presentaba y nos presentaba a su mujer, mi mirada también vacilaba con evitar mirar su silla de ruedas, me sentí apenado y no supe que responderle así que deje que Dael lo hiciera por mi, mientras mi cabeza afirmaba, después de intercambiar algunas pero pocas palabras tocamos el tema de nuestra banda y pregunto por nuestras influencias a las que le respondí una cierta cantidad de bandas de la “vieja escuela” como el me respondió a las bandas que yo le mencione, las bandas empezaron a tocar y todas se despedían afirmando que la persona mas -Rock- de la noche era el que se encontraba en la silla de rueda, y yo al ver como el, descargaba su pasión, me sentí pequeño frente a su enorme presencia, yo tenia mis dos piernas, brazos, ojos, orejas y solía ser un inservible, por mas cruel que esa palabra parezca sobre mi y hablar en pasado seria pensar que puedo vaciar el mar con tan solo mis manos, mil veces he escuchado a personas decirme, ¡supéralo!, siendo esta una palabra equivocada a los problemas ridículos de la vida y supuse que el había escuchado esa humillante palabra alguna vez, con la diferencia que yo me estaba hundiendo en cosas sin sentido, el en ese momento estaba siendo un ejemplo para mi sin ni siquiera saberlo.

Esa vez me acorde de “silla de metal” una canción del viejo barón, Sherpa, ya que el era como un samurai, y recordé de Sherpa su forma de decir que la vida es como una montaña que a duras penas se puede subir, pero hay que seguir escalando esa montaña para llegar a la sima sin importar los obstáculos, en “Mi Everest”, a la final no se donde esta aquel pana, sin embargo, le mando saludos ya que recuerdo que me dijo que no tenia muchos contactos por Valera para saber de la movida, recordé que Silva lo conoce, recordé que algún día estuvieron nublados mis pensamientos, recordé que me encuentro jugando ajedrez y que aun no se para donde mover este peón entre este camino de cuadros blancos y negros.